Un ratón de biblioteca
Pedro parecía un ratón como cualquier otro: le gustaban los escondites, las sombras y los lugares polvorientos. También le gustaba el queso. Huía de los gatos, temía a las personas y desconfiaba de los perros.
Pedro era un ratón normal: tenía una larga cola gris ojos oscuros y brillantes, grandes orejas, finos bigotes y dos largos dientes afilados mucho más grandes que el resto de su dentadura. Era, en fin, un ratón como todos.
Pero Pedro no era un ratón completamente normal. Era un ratón casi normal. Porque había algo muy especial en él, le gustaba leer y estudiar mucho porque vivía en una biblioteca es decir un lugar donde hay muchos libros.
Pedro era un ratón normal: tenía una larga cola gris ojos oscuros y brillantes, grandes orejas, finos bigotes y dos largos dientes afilados mucho más grandes que el resto de su dentadura. Era, en fin, un ratón como todos.
Pero Pedro no era un ratón completamente normal. Era un ratón casi normal. Porque había algo muy especial en él, le gustaba leer y estudiar mucho porque vivía en una biblioteca es decir un lugar donde hay muchos libros.
Las ardillas valientes
Los dos hermanos se habían quedado solos en la casa; los padres habían tenido que salir aquella noche, pero volverían pronto. Como era la primera vez que esto pasaba, creían escuchar ruidos por todas partes pero luego sonreían sabiendo que los ruidos eran parte de su imaginación.
De pronto, se dieron cuenta de que algo pasaba, se asomaron por la ventana y vieron unas sombras humanas con el rostro cubierto, corrieron hacia el patio para ver que era, en eso Yasmina dio un grito que detuvo por un momento a aquellas extrañas personas, al darse cuenta de que eran unos ladrones, los niños corrieron a esconderse detrás un mueble, con su perrito y el gato en brazos, Sebastián se asomaba con la idea de escapar, pero le daba miedo, a pesar del miedo, Yasmina recordó que sus tres pequeñas ardillas estaban en la jaula, corrió a liberarlas para esconderlas y que no se las robaran.
En ese instante las ardillas salieron de la jaula y se pusieron a correr por toda la casa, esto asusto a los ladrones que pensaron que habían muchas personas en la casa por el ruido que se producía, salieron huyendo y las ardillas que por primera vez eran libres, los seguían. Desde ese momento las ardillas de Yasmina recuperaron su libertad y los niños están seguros de que los ladrones no regresaran jamás.
El Sol Que No Tenía Memoria.
Hace muchos, muchos años, había un árbol y un pájaro que eran amigos y vivían juntos.
Una vez, el sol se olvidó de pasar por aquel lugar durante muchos días. Y al árbol le entró mucho frío porque no estaba cubierto de plumas como su amigo.
Entonces el árbol pidió al pájaro:
-Pájaro amigo, ve a buscar al sol que no tengo abrigo.
Pero el pájaro le contestó:
-No lo puedo alcanzar, vuela muy alto y no sabré regresar.
El pájaro se lo pidió a una nube que pasaba por allí:
-Nube ligera, ve a buscar al sol que yo no puedo.
Pero la nube no se animaba a ir sola y le contestó:
-Iré con el viento que conoce el camino y lo hará contento.
Cuando el viento comenzó a soplar, la nube le dijo:
-Viento, vientecito, vamos a buscar al sol que tienen frío.
Y entre los dos trajeron a aquel sol despistado.
Y con el sol volvieron las hojas, las flores, las mariposas, y aquel lugar recuperó la sonrisa.
Una vez, el sol se olvidó de pasar por aquel lugar durante muchos días. Y al árbol le entró mucho frío porque no estaba cubierto de plumas como su amigo.
Entonces el árbol pidió al pájaro:
-Pájaro amigo, ve a buscar al sol que no tengo abrigo.
Pero el pájaro le contestó:
-No lo puedo alcanzar, vuela muy alto y no sabré regresar.
El pájaro se lo pidió a una nube que pasaba por allí:
-Nube ligera, ve a buscar al sol que yo no puedo.
Pero la nube no se animaba a ir sola y le contestó:
-Iré con el viento que conoce el camino y lo hará contento.
Cuando el viento comenzó a soplar, la nube le dijo:
-Viento, vientecito, vamos a buscar al sol que tienen frío.
Y entre los dos trajeron a aquel sol despistado.
Y con el sol volvieron las hojas, las flores, las mariposas, y aquel lugar recuperó la sonrisa.
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